Hoy día, hay pruebas que detectan si nuestros hijos padecen de “hipoacusia infantil”.
A todos los recién nacidos se les hace un estudio llamado “otoemisiones acústicas” obligatorio y gratuito para todo neonatal. Esta prueba es objetiva y determina “posibles” casos de hipoacusias. A partir de los resultados y la confirmación del diagnóstico, se establece un programa de seguimiento y se realizan las derivaciones para el tratamiento médico, quirúrgico y /o audioprotésico que se precise.
Si el niño habla muy fuerte, si mira la televisión a un volumen exageradamente alto, si hay que repetirle varias veces las cosas, si le cuesta localizar la fuente de sonido, si tiene déficit atencional, son “señales” de que el niño puede tener “hipoacusia”.
Otra llamada de atención, es cuando presenta retraso en el inicio y desarrollo del lenguaje, o dificultades articulatorias, esto se debe a que la señal auditiva recibida no es correcta, lo que perjudica la adquisición del lenguaje.
Dependiendo del diagnóstico, se utilizará diferentes prótesis, es decir, si es “hipoacusia conductiva” se utilizaría audífonos, pues el problema se encuentra en la conducción del sonido hasta el oído interno, si por el contrario es “hipoacusia sensorioneuronal” el problema se encuentra en la transmisión de la señal acústica al cerebro en este caso se utilizaría implante coclear o audífonos.